LOS CAMINOS DE MARCAMAR

LOS CAMINOS DE MARCAMAR
Atravesando Navia (ASTURIAS)

martes, 16 de febrero de 2010

EL PRIMER DÍA DEL CAMINO



Me desperté muy temprano porque yo soy muy lenta para prepararme, y aunque habíamos dejado la mochila lista la noche anterior, no quería que me tuvieran que esperar desde el primer día. Así que estuve lista pronto y me dispuse a sacar mi mochila, que la había dejado entre la cama y la pared, que quedaba un estrecho espacio. Bien, pues entonces puse las rodillas sobre mi cama y me alongué a coger la mochila. Tiré fuerte, pero como pesaba mucho y el espacio era estrecho y se atascaba, en lugar de salir la mochila,.... ¡¡me fui yo por el hueco entre la cama y la pared!!
Y las compañeras se quedaron sorprendidas al ver que sólo me asomaban las botas por encima de la cama, mientras la mochila y yo quedamos atrapadas en el estrecho hueco entre la cama y la pared.
¡¡Pues empezamos bien!! _pensé yo _ y allí Narci, Bot y Ambu tirando los tres por mi para sacarme. Reímos hasta soltar las lágrimas y con esta anécdota comenzamos el Camino.
Desayunamos cerca del Albergue. Atravezamos la ciudad de Oviedo para ascender por una carretera empinada que partía desde debajo de un puente y que nos llevaría a cruzar el Alto de la Miranda para luego bajar todo el larguísimo recorrido hata llegar a Avilés.
En la pendiente encontramos una iglesia que estaba abierta y allí oramos pidiendo al Señor nos guiara en nuestra aventura. Continuámos, y cuando comenzamos a bajar, empezó a chispear. Paramos, nos cubrimos con el poncho y seguimos.
¡¡Segundo chascarrillo! Se me desató una bota y como había llovido mucho y se me habían salpicado las gafas, me las había quitado y las llevaba en el bolsillo del pantalón. Al levantar el pie sobre una piedra para atarme la bota e incorporarme hacia adelante, sientoooo.....¡¡¡crraaackkk!!
......Metí la mano en el bolsillo.... y saqué las gafas partidas en dos simpáticos monóculos unidos simplemente por la cuerda que llevaba atada a cada pata por detrás de mi cuello.
Descansamos mas adelante en un bar para tomar algo calentito y allí Ambu le pidó al dueño del bar si tenía "cello" (cinta adhesiva decimos nosotros) y la pobrecilla como pudo pegó las gafas para poder continuar.
No habíamos vuelto a ver a Narci y a Bot y no sabíamos si nos habían adelantado por algún atajo o qué. Después nos enteramos de que se perdieron al llegar a una cantera abandonada y comenzaron a rodear la montaña dado vueltas sobre sí mismos. ¡Demasiadas anécdotas para un solo día!
Pero quedarían muchas más, como la de ver las botas de Ambu que se le engancharon unas flores amarillas en ambas botas, tan bien colocadas que parecían haberse puesto intencionadamente. (Hice fotos, pero se me perdieron)
Paramos para comer en un caserío que se llama La Miranda. Comimos muy bien y seguimos descendiendo entre prados verdes con hermosas vacas pastando y antiguos caseríos de los que solo veíamos salir algún perrillo y las gallinitas sueltas por los alrededores.

Otra situación bastante peliaguda se nos presentó al llegar a una gran autovía, cuando ya declinaba la tarde. Mis compañeros llevaban chaleco reflectante, pero yo no. Los camiones de gran tonelaje pasaban al lado nuestro a la velocidad de un Gran Prix. Para colmo toda mi familia se confabuló para llamarme a esa hora por el móvil. ¡¡horrorr!!
En el siguiente núcleo de población, recorrí las pocas tiendas que había buscando un chaleco, pero no encontré. Y la dependienta al verme la cara de decepción, me dijo: "Espera que voy al coche" y me vendió el suyo_ que por lo que me cobró, seguro le alcanzaría para comprar dos: el suyo y otro para dejar de repuesto, por si pasaba otra pringada como yo, que lo dudo_ Y ahora sí que ya bien pertrechada llegamos a Avilés..... ¿Llegamos?...¡qué va! Para llegar al albergue nos quedaba mucho todavía porque Bot y Narci se adelantaron y por el móvil nos iban dando prisa porque el albergue cerraba temprano.
Yo iba tan derrotada que arrastraba las botas y antes de llegar tuvimos que descansar un poco y tomar algo de líquido.
Llegamos y en silencio nos duchamos rapidito sin hacer ruido y a la cama. No podía moverme y no creía que pudiera caminar al día siguiente: ¡Más de doce horas caminando! ¡29 kms!

5 comentarios:

  1. Para empezar no están mal las anécdotas. Seguiré leyendo tus aventuras por ese "puñetero camino". Abrazos

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  2. Hola de visita por tu blog. Yo vivo en Logroño y siempre que veo a los peregrinos paso envidia sana pero envidia como me gustaría hacerlo. Saludos

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  3. "pisa morena", sigo tus relatos, cuantos recuerdos me traen.
    besos.
    b0t.

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  4. Hola peregrina, al leer estas aventuras he ido haciendo el camino de tu mano. Cuanto me hubiera gustado acompañarte. Me has recordado cuando yo, también peregrina, en la Romeria de la Virgen del Rocío hice durante 14 años el camino andando desde Sevilla a la Ermita (unos 80 km.) atravesando el Coto Doñana. Es una experiencia inolvidable.Un fuerte abrazo, una sevillana

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  5. ¡Hola!

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    Un saludo.

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